La noche en la mirada

Cuerpos deshabitados, olvidados cuerpos,

cuerpos que dejasteis huella al lado de la almohada

cuerpos que no recordáis el tacto de mis manos:

cuerpos, hermosos cuerpos, fragantes cuerpos.

 

Nunca me conociste salvo como imagen en el espejo

y mis manos te reclaman como presencia,

presencia de piel como motivo central,

íntima como vestido de Adán, íntima

bienvenida aquí.

 

Ahora te lo digo por primera vez:

Has nacido

con la noche en la mirada,

como una de esas modelos

que aparecen en las revistas para hombres,

Venus salvaje de boca en llamas,

tu nombre es eterno,

un café sin azúcar

como tomaría el buen Buendía

y tú con tu boca me dices:

Como é que você se chama?

Y yo internacional te digo:

Je m’apelle Miguel.

Ven, tú, otra vez

a recorrerme las venas,

que nunca has hecho.

 

Ahora di lo que quieras…

pervertido

es una palabra al fin y al cabo.

Los olvidados cuerpos

siempre tan inquietos

tan desocupados

ya no susurran a mi oído,

o al menos no les creo.

Has nacido

con la noche en la mirada

y me has dejado

con los labios desiertos.

 

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